Lo que aguarda en el frio

Jess dejó de respirar cuando vio al macho. Estaba detrás de un tronco caído, hundido profundamente en la capa de nieve que yacía en el suelo. Se llevó el rifle al hombro y se lo puso sobre la manta, moviéndose muy lentamente para no asustar al macho en el claro. Sintió el viento soplar su cabello detrás de su cabeza, se había posicionado a favor del viento del animal, para no revelar su posición con su olor. El ciervo se había separado de la manada, que se movía a través de los densos bosques más allá del claro, todos probablemente buscando agua o alguna otra fuente de alimento que no fuera reclamada por la nieve. Una tormenta de nieve de 3 días había pasado hace unos días y Jess sabía que los animales necesitarían comer y beber como ella y Frank.

Sus suministros habían sido cortados por la tormenta inesperada y estaban en extrema necesidad. Normalmente, Jess no cazaría sola en un entorno tan difícil. Sin embargo, esta era su única opción ya que Frank se había enfermado. Si bien no era una amenaza para su vida, ciertamente no podía hacer nada en el frío helado, y mucho menos cazar. A Jess no le importaba, ayudar a su marido era algo de lo que siempre estaba orgullosa.

Jess miró a través de sus anteojos y fijó su lente en el cuerpo de la cabra, justo encima de su corazón. Vio que el ciervo inclinaba la cabeza hacia ella antes de salir corriendo del claro y atravesar un matorral de árboles, seguido por el resto de la manada.

Jess no se movió al principio, confundida sobre por qué se había sorprendido tan rápidamente cuando no se había movido. Plantó la culata de su rifle en la nieve y comenzó a ponerse de pie, mientras una luz brillante brillaba en sus ojos. Se miró las gafas y vio el reflejo del sol en el cristal.

"Mierda" se maldijo a sí misma en voz baja. "Buck debió haber visto el reflejo y se asustó". Tomó su rifle y comenzó a caminar hacia el claro, rompiendo su escondite detrás del tronco. "Necesito eliminar estas cosas después de encontrarlas".
Jess se movió hacia donde estaba el macho hace unos momentos, arrodillado en el suelo. Vio huellas plantadas profundamente en la nieve. Una leve sonrisa cruzó su rostro, descubriendo que el macho ya no sería un problema, había cazado un juego con senderos mucho más indistinguibles varias veces antes. Jess se puso de pie, se colgó la pistola al hombro y empezó a seguir los pasos.

El bosque por el que pasaba estaba cargado de nieve. El fuerte viento había enviado varias ramas al suelo e incluso derribó algunos de los árboles más débiles. Varias pulgadas de nieve cubrieron el suelo, cubriendo todo el bosque en una fina manta. Los grandes rastros que dejó atrás hicieron que Jess se sintiera como si estuviera expuesta de alguna manera. Por lo que ella sabía, algo podría estar acechándola también.

Sin embargo, Jess tuvo algo de consuelo. Movió su mano a su muslo, colocándola contra la funda que la envolvía. Envolvió su mano alrededor de la empuñadura del arma que estaba en la funda. El arma tenía una recámara de 0.50, más que suficiente para dejar caer cualquier cosa. Frank les había comprado uno a los dos después de un encuentro cercano con un oso unos años antes. El mismo que dejó a Jess con una cicatriz grande y prominente en la espalda y parte del hombro. Tuvo suerte de que Frank hubiera estado allí, de lo contrario nunca habría salido de este bosque.

Finalmente Jess encontró al macho, aunque ahora estaba detrás de algunos árboles, no tan expuesto como el claro. El resto de la manada estaba ahora con él, lo que dificultaba aún más el disparo sin ser detectado. Jess se movió muy lentamente, ocultándose detrás de los árboles tanto como pudo. Finalmente, encontró un punto donde el macho era completamente visible. Se acostó en el suelo y lentamente dejó su bolso a su lado. Abriéndolo tan silenciosamente como pudo, sacó una llave Alan y acercó su rifle a ella. Desarmó su visor, sin dejar de mirar al macho, en caso de que se moviera o la notara. Pronto Jess quitó el endoscopio y comenzó a alinear su tiro. Tenía que ser mucho más cuidadosa ahora, el macho estaba a unos 20 metros de distancia, un disparo que tenía que hacer solo con su mira de hierro. Tenía la esperanza de derribarlo de una vez, no quería perseguir a un animal herido en la nieve.

Mientras Jess todavía alineaba su tiro, vio al hombre mirando hacia donde ella estaba acostada. Jess pensó que estaba a punto de apagarse. Presa del pánico, Jess disparó su rifle, sin saber si había dado un golpe o no. La manada corrió junta mientras Jess se maldijo a sí misma por ser tan despreocupada. Rápidamente, recogió su bolso, se echó el rifle al hombro y corrió hacia las pistas. Entre las muchas huellas que yacían en la nieve, Jess vio gotas de sangre. La bala había hecho contacto, probablemente a través de la pierna del macho. No podría funcionar por mucho tiempo.

Jess corrió tras el rastro. Sabía que el animal iba a colapsar pronto si no lo había hecho ya, y necesitaba estar allí poco después. El grito del macho sería una campana de cena para todos los depredadores de la zona, lo último que Jess quería era que le robaran a su víctima, ya que llevaba varias horas cazando.

Jess corrió a través del denso bosque. Su respiración rápida visible frente a ella. Se movió rápidamente, mientras trataba de tener cuidado al mismo tiempo. Las ramas y otros escombros cubrían el suelo, todo cubierto por un velo de nieve. Jess no podía permitirse perder el tiempo, y mucho menos un tobillo si tropezaba con algo y aterrizaba mal.

Jess sabía que estaba cerca, ahora solo había un conjunto de pistas. Pronto escuchó al hombre gemir de dolor. Jess empezó a reducir la velocidad y rebuscó en su bolso. Comenzó a tomar su cuerda para atar la cosa y traerla de regreso. No había forma de que pudiera traer un ciervo adulto a casa. También sacó su cuchillo de caza del bolsillo, después de todo, el animal tendría que estar muerto antes de poder moverlo, y lo mejor que Jess podía ofrecer era una rápida muerte por piedad.

Jess irrumpió en parte del bosque y en otro claro. Se detuvo, miró los pasos y los siguió con la mirada. Finalmente aterrizó sobre el ciervo, acostado de lado hacia el borde del claro. Pateaba sus piernas, gritaba, a pesar de que ahora se había calmado. Jess se acercó al animal y preparó su cuchillo. La cabra la vio mientras se acercaba, procedió a patearle las piernas con más fuerza, tratando en vano de levantarse y correr. Jess se arrodilló frente a ella y, con un suspiro de tristeza, le clavó el cuchillo en el cuello. El macho gritó una última vez, antes de quedarse flácido. Jess siempre lo odió, nunca le gustó hacer sufrir a un animal más de lo necesario. La única condolencia que pudo darle al animal fue un leve "Lo siento" antes de quitarle el cuchillo.

Jess sacó la cuerda de su bolso y comenzó a atar el cadáver. No había otra forma de moverlo que arrastrarlo. Finalmente, lo envolvió con fuerza y ​​ató la cuerda a su bolso para que actuara como un arnés. Se encontró a sí misma y empezó a irse a casa. Jess conocía bien estos bosques; ella y Frank habían cazado allí durante muchos años y sabía cómo llegar a casa desde cualquier lugar. Incluso si se diera la vuelta, aún podría seguir sus propios pasos, ya que no había nevado más desde que se fue.

Jess regresó al bosque, arrastrando al gran macho con ella. Le dolían las piernas por la tensión del peso del animal y la nieve paralizaba partes de su movimiento. Sin embargo, ignoró el dolor y siguió moviéndose. Concéntrese en pensar en su propia supervivencia y, lo que es más importante, en la de Frank.

Jess regresó al claro donde vio por primera vez al macho. Miró sus propias huellas, así como las del animal que ahora llevaba consigo. Sin embargo, algo parecía estar mal. Cerca del claro, notó un sendero adicional, uno que no creía que estuviera allí cuando había perseguido al ciervo. Se quitó el bolso y se encaminó hacia el camino. Llegó e inspeccionó las pistas. Parecían ser los de un ciervo, sin embargo, eran más grandes, quizás el doble del tamaño de las huellas normales. Se detuvieron donde corría la manada, sin embargo, la distancia entre las huellas indicaba que el animal se movía lentamente, con calma, nada como las huellas de un animal asustado.

Jess no sabía qué pensar. En todos sus años de caza, nunca había visto impresiones tan grandes en algo que parecía ser un ciervo. Ella tampoco creía que Frank lo hiciera. Inmediatamente quiso ir a buscar las huellas, encontrar a la criatura que las había dejado. Sin embargo, todavía tenía la responsabilidad, la que necesitaba para llegar a casa antes de que cualquier otra cosa la reclamara, ya fuera animal o descomposición. Jess no podía dejar que la matanza se desperdiciara. Decidió irse a casa, tal vez preguntarle a Frank sobre las huellas, ver si alguna vez había visto algo parecido. Si fuera un ciervo grande, la cantidad de carne que el animal podría alimentarlos hasta por un mes si la racionaran correctamente. Jess se emocionó con el pensamiento y tomó una decisión. Descansaría por el día y mañana se iría a ver si encontraba al animal. Debería deshacerse del cadáver de ciervo de todos modos, también podría intentar averiguar qué hay ahí fuera.

Jess volvió a su bolso que estaba tirado en la nieve. Pequeños copos de nieve salpicaban la parte superior. Rápidamente, regresó a las extrañas pistas y tomó nota mental de su dirección. Lo más probable es que la nieve por delante cubriera las pendientes, Jess no había planeado perder nada. Siguió los rastros de los ojos cuando salieron del claro y regresaron por el bosque, siguiendo los de los otros ciervos. Jess volvió a su bolso, lo recogió, se lo puso de nuevo sobre los hombros y comenzó a arrastrar al macho el resto del camino de regreso.

Finalmente, Jess se fue a casa, emanaba humo de la chimenea. Jess sonrió, Frank estaba despierto y parecía haber recuperado algo de su fuerza, lo suficiente para levantarse y moverse por la casa. Jess fue al pequeño cobertizo a unos metros de la casa, arrastrando el cadáver con ella. Disparó la bala dentro y la dejó reposar en el medio de la habitación, ahora estaba segura y podía dejar el resto del trabajo un poco más tarde, después de alcanzar a Frank. Jess desató la cuerda del cadáver y su bolsa, antes de guardarla.

Jess entra por la puerta de la casa para ver a Frank lidiando con el fuego.

"¿Regresaste tan temprano?" Frank dijo mientras Jess entraba por la puerta.

Jess arrojó su arma y la apoyó junto a la puerta. "Frank, he estado ausente durante unas 5 horas, a primera vista te acabas de levantar". Jess sacó su arma de su funda y la colocó en una pequeña mesa junto a la puerta.

"Puede o no puede ser cierto." Frank dijo mirando a Jess con una sonrisa. "¿Llegar a algo?"

Jess se quitó el bolso. "Sí, tengo un dólar, bastante grande también". Voy a despellejarlo en unos pocos, necesito un descanso. Jess puso su bolso en el suelo frente a su sofá antes de acostarse en él.

"¿Suena bien el café?" Frank dijo mirándola por encima del hombro.

"¿Cuándo no es así?" Jess dijo mirando a Frank.

Frank asintió con la cabeza y se acercó a la encimera de la cocina donde estaba la olla. Le preparó a Jess su bebida y se la dio. "Termina esto y ve a trabajar en la bala, mientras tanto limpiaré tu arma".

"¿Es realmente necesario? Solo disparé un tiro.

"Vamos Jess, sabes que esto es lo mío." Frank sonrió.

Frank no estaba equivocado y Jess lo sabía. Cuidar sus armas era algo que a Frank siempre le encantaba hacer y siempre buscaba una excusa para hacerlo. Después de cada viaje que hacían, de cada expedición, Frank se aseguraba de que sus armas estuvieran limpias e inmaculadas, por muy loca que pudiera parecer la tarea.

"Está bien, continúa." Jess sonrió, poniendo los ojos en blanco.

Frank tomó la pistola de Jess y se acercó a la mesa del comedor, ya tenía su kit de limpieza listo y estaba esperando. Jess podía oírla sacar el rifle del sofá mientras terminaba su café. Luego se levantó, lavó su taza, sacó el cuchillo de su bolso y regresó a la puerta. Jess llegó al hangar, el macho todavía estaba en el centro. Luego comenzó a trabajar allí. Desollar al macho fue la parte más fácil, quitarle la carne correcta y asegurarse de que no tuviera huesos fue mucho más difícil.

La tarea solo le tomó a Jess alrededor de una hora y media. Una vez que terminó, Jess se puso de pie e inspeccionó el cadáver, muy feliz de haberlo hecho en tan poco tiempo. Colocó la última carne utilizable en una hielera que estaba en el cobertizo, antes de recogerla y llevarla a casa.

Jess logra abrir la puerta, arrastrando la hielera con ella a través de la nieve y por la entrada. Metió la hielera en un congelador que estaba un poco más profundo en la casa justo después de la cocina y puso la hielera adentro. Ella y Frank no podían permitirse el lujo de permitir que una ola de asesinatos se perdiera en su condición.

Jess regresó a la sala de estar y vio que su rifle y su revólver brillaban más que nunca. Jess miró a Frank que yacía en el sofá, que se había resignado a leer un libro.

"Ni siquiera saqué mi arma de su funda antes de regresar, ¿realmente tenías que limpiarla?" Dijo Jess, dándole a Frank una mirada interrogante.

"Te dije que me encanta limpiarlos, además de que te tomas demasiado tiempo con el dinero. Frank respondió, con un toque de risa en su voz.

"Bueno, podría haberlo hecho más rápido si hubiera tenido algo de ayuda". Jess le dijo en broma a Frank.

"¡Oh, pero cómo sería de ayuda mi cuerpo enfermo con este resfriado!" ¿Por qué seguramente moriría? Frank se llevó la mano teatralmente a la frente.

Jess lo miró fijamente, sacudiendo la cabeza y sonriendo.

"Ahora no me has contado la historia todavía". Dijo Frank, mirando a Jess.

"¿Qué historia?"

"Cómo te hiciste responsable de eso".

Jess relató la serie de eventos que habían tenido lugar. Desde donde encontró la manada, hasta cuando los mató. Sin embargo, luego llegó a su parte de la historia en grandes pistas en la nieve. Jess le contó a Frank sobre las vías, preguntándose si había visto algo similar antes.

Una mirada de desconcierto cruzó el rostro de Frank. "No, no creo que lo hiciera, ¿dijiste que eran el doble del tamaño de las pistas normales?"

“Sí, o algo así. Estaba planeando volver a casa mañana para ver si podía seguirlos, todavía tengo que sacar el cadáver.

Frank ladeó la cabeza hacia la ventana, los copos de nieve flotaban justo afuera. "Va a ser difícil, la nieve ya está volviendo".

"Sé a dónde llevan las pistas, espero poder encontrarlas si vuelven a retomar".

"Lo que sea que digas, ¿planeas matar la cosa si la encuentras?"

"Ese es el plan, sí, si esta cosa realmente fuera tan grande como las pistas lo hacen parecer, la carne nos duraría mucho tiempo".

"No lo sé Jess, podría ser arriesgado, si esta cosa te ve y decide atacarte podrías resultar gravemente herido".

Jess le sonríe a Frank. "Oye, estarás bien, después de todo, acabas de limpiar mi último recurso". Jess apuntó con el arma a la mesa por encima del hombro. "Estoy bien Frank, no hay necesidad de preocuparse".

Frank le devolvió la sonrisa a Jess. "Si tu lo dices, pero si suena demasiado peligroso, quiero que regreses aquí, ¿de acuerdo?"

"Por supuesto, tampoco estoy tratando de que los dos estemos fuera de servicio aquí".

El resto del día pasó rápido, mayormente lleno de Jess empacando su bolso con más suministros, reempacando sus revistas y trayendo una más por si acaso. Frank preparó un poco de carne fresca para la cena, antes de que ambos se fueran a la cama. Jess planeaba levantarse temprano al día siguiente.

El reloj marcaba las 6:20 a.m. mientras Jess se movía en la cama. Se levantó y se vistió, viendo que seguían cayendo pequeñas cantidades de nieve. Salió de la habitación, empacó su bolso, rifle y revólver, antes de regresar a la habitación. Frank todavía estaba durmiendo. Jess escribió una pequeña nota diciendo que estaba fuera y que volvería una vez que encontrara la cosa, o estaba oscuro. Lo dejó en la mesita de noche junto a Frank, lo besó en la mejilla y se fue hacia la puerta.

Mientras se movía hacia el cobertizo, Jess notó que había menos nieve en el suelo, ahora solo alrededor de 2-3 pulgadas. Jess estaba feliz con la vista; menos nieve lo haría mucho más fácil de matar. Volvió a atar el cadáver a su bolso y luego comenzó a caminar de regreso al bosque.

El animal era mucho más liviano, ahora que le habían quitado la mayor parte de la carne y los huesos, Jess caminó aproximadamente media milla desde la casa, una buena distancia para dejar el animal al resto del bosque.

Jess arrastró el cadáver hasta un grupo de árboles y lo dejó frente a ellos. Sacó la cuerda de su cadáver y su bolso, guardándola. Se puso de pie y empezó a seguir sus pasos hacia el claro donde había visto las extrañas huellas el día anterior.

Finalmente, Jess regresó por el claro, tan estéril como cuando pasó ayer. Jess caminó hacia donde habían aterrizado los rieles el día anterior, esperando que estuvieran allí un poco, pero tal vez no tan pronunciados como antes. Vio leves rastros de los otros ciervos que habían huido, así como los del animal más grande. Las huellas apenas estaban allí, pero Jess aún podía verlas. Se sentía lo suficientemente segura de sus habilidades como para poder encontrar esta cosa en poco tiempo.

Jess se levantó y siguió las vías por la misma ruta que tomó ayer. Perder algo de nieve le permitió a Jess ver más del suelo y los obstáculos que había debajo. Eso estaba bien, si Jess cazara al animal como ayer, sería mucho menos probable que se cayera, lo que facilitaría mucho las cosas.

Finalmente, Jess regresó al claro donde había matado al macho el día anterior. El rastro de sangre ahora seca que había dejado el ciervo todavía era pesado contra la nieve prístina. Sin embargo, Jess notó algo más. Las huellas del animal más grande ya no seguían las de otros ciervos, se habían girado y ahora seguían sus huellas.

Jess no sabía qué pensar. Era bastante extraño que lo que parecía ser un ciervo siguiéndolo, era aún más extraño que eligiera seguir el suyo, en lugar del de los otros ciervos. También hizo que Jess se diera cuenta de algo más, la cosa probablemente estaba cerca de ella cuando encontró sus huellas, tal vez incluso la siguió hasta su casa. Al seguir su rastro hasta el claro anterior, esta teoría demostró que Jess podía ver el rastro de la cosa que seguía la suya en casa.

Sin embargo, Jess se dio cuenta de una posible manera de usar esto a su favor, si esto la hubiera seguido antes, podría haber una posibilidad de que lo hiciera de nuevo. Si la cosa ya estaba empezando a seguirla, pronto estaría en ese claro, sin darle a Jess mucho tiempo para prepararse. Regresó rápidamente al lugar donde había terminado con el ciervo y se paró contra un tronco frente a la abertura en el bosque por el que había caminado. Solo tenía que esperar.

El tiempo parece seguir y seguir, la siguiente media hora se sintió como días para Jess, pero nunca se movió de su posición, estaba decidida a matar a esta cosa.

Finalmente, Jess vio movimiento en la línea de árboles. Ella sostenía su arma contra el tronco en el suelo, estabilizando su respiración como lo había hecho el día anterior. Observó cómo un animal se movía entre los árboles del claro. Jess tenía razón en su suposición anterior; el ciervo tenía al menos el doble de tamaño de lo normal. Aparte de su altura, se veía normal, incluso las astas de su cabeza tenían un número normal de puntas, aunque eran mucho más grandes.

El animal se detuvo al entrar al claro, casi como si supiera que había algo. Jess se quedó perfectamente quieta, sin siquiera atreverse a moverse para alinear un tiro todavía, no mientras estaba tan alerta. El animal movía la cabeza de un lado a otro en el claro. Jess vio su mirada pasar frente a ella y la miró a su derecha. Jess sabía que esta era la mejor oportunidad que tenía, rápidamente alineó su mirada con el cuello del animal. Su mirada se volvió lentamente para mirar a Jess. Sintió que los ojos del animal se enfocaban en ella y, sin dudarlo, disparó.

Los aullidos del animal se podían escuchar incluso por encima del sonido del disparo, Jess supo de inmediato que había dado en el blanco. Jess vio al animal darse la vuelta y huir del claro, sin un segundo, pero Jess lo persiguió. Ella estaba confundida en este punto, pero decidida, parecía imposible que el animal hubiera sobrevivido a este disparo, la bala probablemente había atravesado el torso de la cosa, golpeando varios órganos vitales en el camino, parecía imposible que 39; ella se mueve.

Sin embargo, a Jess no le importaba la logística en este momento, todo lo que sabía era que estaba trabajando y no tenía la intención de perderla.

Jess siguió la cosa a un ritmo decente, la nueva pista era claramente evidente, supo una vez más que el animal no podría sobrevivir mucho tiempo después del disparo que ella había anotado. No tenía sentido cansarse ahora, necesitaría toda la energía que pudiera reunir para poder llevar al enorme animal a casa. Finalmente, Jess ya no escuchó los gritos del animal, debió haber muerto, y por el aire del camino, Jess supo que estaba cerca.

Entonces Jess pasó por un bosquecillo de árboles y vio al animal temblando en el suelo.

Lo único que escuchó Jess fue el chasquido de los huesos y el desgarro de la carne. El animal presentó convulsiones, sin hacer ruido por sí solo. Sus ojos se abrieron cuando vio que las piernas de la cosa comenzaban a abrirse, revelando extremidades negras debajo. La parte trasera de la cosa se rompió cuando una masa negra emergió de ella. Su cabeza explotó cuando dos grandes astas reemplazaron a las que ya estaban allí. Jess la miró fijamente con helado horror mientras veía una enorme criatura salir del cuerpo del ciervo. Estaba de pie sobre dos piernas, debía medir 10 pies de alto, si no, incluso más alto porque estaba agachado. Sus brazos llegaban más allá de su cintura, dedos largos y afilados apenas evitaban rascar la nieve en la que estaba parado. Su cabeza se parecía a la de un cráneo de ciervo, con las astas en la parte superior y los extremos afilados en puntas finas. Todo su cuerpo era negro, aunque parecía delgado, los contornos de sus huesos se podían ver a través de su piel.

Jess comenzó a retroceder lentamente, sin apartar los ojos de la cosa. La criatura luego inclinó la cabeza hacia el cielo, dejando escapar un rugido espeluznante, el grito de un ciervo con la altura del rugido de un oso. Fue ensordecedor; Jess podía sentir el suelo retumbando debajo de ella. Ella todavía retrocedió cuando la criatura aulló, luego lentamente giró la cabeza para enfrentarla. Jess miró directamente a los ojos de la criatura, parecían arder de un rojo brillante, parecido a brasas calientes. Jess luego se dio la vuelta y se alejó de la criatura lo más rápido que pudo, fue solo después de recuperarse que miró por encima de su hombro. La criatura se había ido.

Jess comenzó a reducir la velocidad, agarrando su rifle con fuerza. Continuó caminando, mientras se volvía para escanear los árboles en busca de alguna señal de la criatura. Pronto lo hizo, vio ojos rojos mirándola desde detrás de unos árboles, Jess levantó su arma pero cuando lo hizo ya se había ido. Jess aceleró el paso sin perder de vista el lugar donde había estado la cosa, luego por el rabillo del ojo la vio de nuevo, mirándola. Apuntó su rifle donde había estado, solo para encontrarse con los árboles inmóviles.

Jess pensó que tenía una idea de lo que estaba haciendo la criatura, estaba jugando con ella. Seguía apareciendo, desapareciendo y reapareciendo para asustar a Jess y tensar sus nervios. Lo peor de todo, Jess sabía que estaba empezando a funcionar. Sintió que su respiración se aceleraba y todo su cuerpo comenzaba a temblar. Tenía que pensar rápidamente en algo, algo que le permitiera tomar el control de la situación. Se dio la vuelta y vio un montón de ramas en el suelo a unos 50 metros de distancia, tenía su plan. La próxima vez que Jess vio a la criatura por el rabillo del ojo, esperó, sin volverse para mirarla de inmediato. Jess vio a la criatura salir de su escondite detrás de los árboles y lentamente comenzar a moverse hacia ella. Jess luego se dio la vuelta rápidamente y disparó a ciegas a la criatura, vio que la cosa se inclinaba, se daba la vuelta y regresaba al bosque. La cosa se había ido por ahora, pero volvería pronto, y Jess tenía que actuar rápido.

Jess se dio la vuelta rápidamente y corrió hacia la pila de ramas, sacando sus gafas de su bolso. Recordó cuando el macho había sido sorprendido por la mirada antes, y la mejor idea que Jess tuvo fue hacer un señuelo para la criatura. Jess vio un tronco a unos metros a la izquierda de las ramas, uno lo suficientemente grande como para que ella se acostara detrás. En lugar de tomar el camino más corto, Jess rodeó el lado izquierdo del tronco y luego comenzó a caminar hacia las ramas. Colocó su visor en la pila y apuntó hacia donde habían estado sus huellas, luego comenzó a caminar hacia el tronco, lentamente, y asegurándose de que solo caminaba sobre sus huellas ya existentes. Luego volvió al tronco y habló, apuntando con su arma a las ramas.

Con suerte, cuando la criatura comience a seguir los pasos de Jess nuevamente, ella vería la mira y trataría de ponerse detrás de ella. Cuando eso sucediera, Jess podría dispararle a la criatura, uno lo suficientemente bueno como para herirla seriamente, si no matarla.

Jess esperó lo que pareció una eternidad, su corazón latía con fuerza mientras se quedaba quieta. À chaque seconde, la créature pouvait apparaître de ce qui semblait être n'importe où dans les bois et Jess devait être prête pour cela, elle savait que cela ne tomberait pas pour le même tour deux fois, elle savait qu'elle devait obtenir une bonne photo, sinon elle le ferait. être encore plus désavantagé. Si elle devait tirer sur la créature et la rater, non seulement elle alerterait la créature, mais elle serait toujours au sol, ce qui rendrait encore plus difficile pour elle d'échapper à la chose si elle tentait de la chasser. Cette pensée rendit Jess encore plus terrifiée qu'elle ne l'était déjà, mais ensuite elle remarqua quelque chose, quelque chose qui fit s'enfoncer son cœur plus profondément dans sa poitrine qu'il ne l'était déjà. Jess regarda la vapeur de son souffle sortir de sa bouche et par-dessus la bûche, clairement visible à tout ce qui suivait sa trace. Jess eut le sentiment imminent que quelque chose la regardait, elle tourna lentement la tête pour regarder par-dessus son épaule.
Elle regarda la créature dans les yeux, se dressant au-dessus d'elle.

Jess hurla alors qu'elle roulait sur le dos, essayant de niveler son fusil sur la créature. Tout comme elle l'a fait, la créature a épinglé son bras au sol avec le fusil avec l'une de ses mains. Même si cela semblait frêle, il était extrêmement fort, Jess était complètement incapable de bouger son bras droit, son bras dominant. La créature a ensuite utilisé son autre main pour pousser sur la poitrine de Jess. La créature commençait à écraser la poitrine de Jess, elle pouvait sentir de l'air s'échapper de ses poumons, alors qu'une vive douleur pulsait dans sa poitrine. Cependant, Jess a pu prendre ses jambes et donner un coup de pied à la créature dans l'estomac. La créature poussa un petit cri de douleur, avant de relâcher sa prise sur le bras de Jess. Rapidement, Jess sortit son couteau de sa poche et l'enfonça dans le bras qui la bloquait. La créature hurla plus fort alors que Jess tournait le couteau. La créature la lâcha et attrapa le couteau dans son bras.

Jess n'a pas perdu de temps. Elle se leva rapidement et commença à fuir la créature aussi vite qu'elle le pouvait. Jess sentit l'effleurement de griffes acérées sur sa veste, elle tourna la tête pour voir que la bête venait de lui manquer. Il a sorti le couteau de Jess de son bras, le jetant dans le sol, puis il a commencé après Jess.

Elle savait que la créature était folle et c'était fini de jouer avec elle. Il n'y avait aucune chance qu'elle soit capable de le distancer longtemps et elle ne pouvait pas avoir la distance pour s'y cacher. La seule chose que Jess pouvait penser était d'essayer de tirer dessus. Jess se retourna et tira son fusil sur la bête, espérant la frapper à la jambe. Cependant, le tir a complètement manqué et la bête n’avait pas ralenti. Jess n'a pas eu le temps de tirer à nouveau, elle s'est retournée pour continuer à courir.

Jess pouvait entendre les pas tonitruants de la bête qui la suivait de près mais Jess ne s'arrêta pas. Elle savait que si elle devait être attrapée par cette chose, il n’y aurait aucun moyen qu’elle puisse y échapper.

Les poumons de Jess brûlaient et ses jambes lui faisaient mal, elle commençait à se fatiguer, mais la créature ne montrait aucun des mêmes signes, son rythme n’avait pas ralenti le moins du monde, et Jess savait qu’il se rapprochait. Alors que Jess traversait un fourré, une racine attrapa son pied. Il avait été complètement obscurci par la neige. Alors que Jess tombait, elle roula sur le dos, dans un vain espoir de pouvoir frapper la créature. Jess a frappé le sol durement et n'a pu que pointer son fusil sur la bête. Elle a obtenu un coup de feu et a frappé la bête à la poitrine. Cependant, cela n’a pas ralenti. Juste au moment où Jess était sur le point de tirer un autre coup, la bête était au-dessus d'elle. Il a balayé le fusil, le lui arrachant des mains et le renvoyant à plusieurs mètres d'elle.

La bête a alors attrapé Jess par son cou. Il la souleva sans effort du sol avec un bras, la ramenant au-dessus de sa tête. Jess essaya en vain de se libérer, agrippant le bras de la bête avec ses deux mains essayant de le retirer. C'était sans espoir, la bête était trop forte. Elle a essayé à nouveau de lui donner un coup de pied, mais elle n’a pas pu décrocher un bon coup, le mieux qu’elle pouvait faire était de quelques coups légers contre la tête de la bête. Bientôt, il a riposté.

La bête enfonça sa main libre dans la jambe gauche de Jess, juste en dessous de sa taille. Jess hurla de douleur alors que la bête droguait ses griffes le long de sa cuisse, lentement. La bête voulait faire souffrir Jess, elle voulait qu'elle ressente la même douleur qu'elle avait ressentie en tirant dessus. La mort de Jess allait être lente. La bête a arraché sa griffe de la jambe de Jess, juste au-dessus du genou. Des larmes ont commencé à couler sur le visage de Jess, alors qu'elle hurlait de douleur. La bête ne bougea pas pendant un moment, elle regarda simplement Jess essayer encore plus en vain de se libérer.

La vie de Jess passa devant ses yeux. Elle se revoyait comme une jeune fille chassant avec son père. Elle se revit en train de terminer ses études avec ses amis. Elle se revit épouser Frank. Puis elle vit les souvenirs qui n’avaient pas encore été créés. Elle a vu sa fille la regarder dans un berceau, son fils apprenant à marcher. Elle se vit apprendre à tous les deux à chasser, tout comme l’avait fait le propre père de Jess.

Voir ces visions a construit une volonté brûlante au sein de Jess. Elle n'allait pas mourir dans ces bois aux mains d'une créature sadique. Elle allait s'en sortir, elle allait revoir Frank et elle allait fonder sa famille.

Juste à ce moment-là, Jess se souvint de quelque chose, un atout qu'elle n'avait pas joué, sa dernière chance de s'échapper.

Jess retira un de ses bras de la prise de la bête et le fit descendre sur sa jambe droite. Jess regarda la créature ramener son bras libre, elle prévoyait de frapper. Jess got her hand around the grip of the revolver and pulled on it. The fire within the beast’s eyes grew brighter as it anticipated the kill. Jess tore the revolver from its holster and leveled it with the beast’s head. Its eyes turned to track the revolver, meeting the barrel just as Jess pulled the trigger.

The noise was deafening, the powerful shot had knocked the revolver free from Jess’ grip and had been thrown away from her. The beast screamed as it lost its grip on Jess, sending her falling to the ground. Jess hit the ground hard, dazed, she looked up to see the creature writhing in pain, its hand covering part of its face. It turned to stare at Jess, the one eye visible now burning with an unimaginable fury. It removed its hand, showing Jess the massive hole the revolver had blown out of it, a quarter of the beast’s head was missing, yet somehow it was still moving. The beast, still crying in pain, began to stumble towards Jess, swinging its arms wildly at her. Jess turned and crawled towards her revolver as fast as she could, the beast was a lot slower now, only just barely moving faster than Jess while it was on its feet. Jess could hear and feel the thing getting closer, the revolver was in arm’s reach. Jess reached out as far as she could, only barely able to get the revolver’s grip. She turned to see the beast close, moving towards her still flailing its arms. Jess fired twice, both shots entering the beast’s chest. The beast let out a demonic cry, staggered, and fell towards Jess. She let out a cry of pain as the beast fell onto her legs.

Jess dropped the revolver next to her, her wrist in pain due to her frantically poor grip, and the power of the cartridge. She leaned forward and tried to push the beast off her. With all her might Jess was able to push the thing off her, her hands now soaked in its blood, along with her jeans, now stained a deep red. Her leg was still bleeding heavily although it seemed by some miracle the beast had missed her femoral artery, for if it had, she would’ve already been dead. However, she would bleed out if she didn’t stop it. Jess had forgotten to pack a trauma kit in her rush to get the creature, so she had to improvise. She took the rope of her bag and wrapped it around the base of her leg, she got the knot ready to tighten, clenched her teeth, and shut her eyes. Jess pulled as hard as she could, the rope cinching tight around her leg, her scream echoed through the woods due to the immense pain. She let go of the rope and stopped for a second to wait for the pain to subside.

Jess took her revolver from the snow and placed it back in it’s holster. She tried to stand, only for a sharp pain to flash through her leg. The gash left by the creature made it impossible for her to put any weight on it. Jess saw her rifle laying a few feet away from her. She crawled over to it and took hold of it. She removed the magazine and cleared the chamber, she would have to use the rifle as a makeshift crutch, and she wasn’t planning on accidentally shooting herself after surviving this hell. She planted the butt of the rifle in the snow and pushed down as hard as she could, barely managing to lift herself off the ground. The pain in Jess’ leg was immense, but she knew she had to get moving, else she would soon die in these woods.

Jess limped her way back through the forest, even in her damaged state, she knew the way back to the house. The makeshift tourniquet on her leg allowed Jess some relief, it had slowed the bleeding, but hadn’t stopped it completely. Jess had to ignore the pain and keep moving if she ever wanted to see Frank again, and to have her visions of her family come to fruition.

Jess could feel her strength beginning to wane. A combination of the freezing cold along with the loss of blood. Every muscle in her body burned as she could feel her heart rate begin to slow. Her body was begging her to stop, to take a break and lay down, the cold snow seeming like a warm bed to her. Jess began to lose hope, she still had a long way to go, and doubted she’d make it back. Jess began to slow down, her head now cast down towards the ground.

Then Jess heard something, something that made her bring her gaze back up, that made her heart race, something she couldn’t believe.

“Jess!? Jess where are you!?”

It was Frank, he had left the house to find her. Although Jess had no idea what tipped him off to her being in danger. However, that didn’t matter right now, all that mattered was that Frank found her.

“Frank! Frank I’m over here I need help!”

The two continued to call out to one another, Jess could hear Frank’s voice coming closer. Eventually she saw Frank in the distance.

Frank quickened his pace when he saw the state Jess was in, he could see her limping with her rifle, a thin trail of blood behind her. Once Frank reached Jess, he carefully moved her rifle, and moved her arm over his shoulder, supporting her better and allowing her to move faster.

“Here, I got you, what the fuck happened out there!?”

“It was a fucking demon Frank.” Jess said, feeling tears begin to well in her eyes.

“A demon? Jess what are you talking about what did this to you?”

“A demon Frank, the tracks I saw yesterday belonged to it, it almost killed me.” Jess could barely get the words out of her mouth; she was losing her strength.

“Well clearly, you beat it, that’s all that matters. We’ll get back to the house and I’ll patch you up, you’re gonna be ok, I’m not letting you die on me.”

Those words gave Jess a faint smile, even in this dire of a situation, Frank never failed to make Jess feel safe. However, Jess knew something was wrong, her vision was fading, her legs began to buckle.

“Jess, stay with me darling you’re gonna be fine just keep moving.” Frank said quickly, attempting to hide the fear in his voice.

It was then that Jess legs fell out beneath her and she was unable to bring them back up. Frank caught her as she fell, pulling her back up level with him.

“Come on Jess you can do it we gotta go!” Frank was becoming frantic.

Jess tried again to stand but was completely unable to. Jess’ vision began to fade as she was completely immobilized.
“Jess? Jess!?”

Through faded vision Jess saw herself being carried by Frank, she was barely able to hear what he was saying, everything was muffled. Her vision began to fade in and out along with her hearing, she was moving in and out of consciousness. Eventually through faded vision, Jess was able to see the house, everything then faded to black.

Jess awoke back in her house, or so it seemed. She laid next to a fire, underneath several blankets. Beneath her was a small mattress, most likely moved from one of the spare rooms. She tried to get up and move, but a sharp pain was sent through her now stiffened leg. Jess removed the blankets to inspect her leg. The left leg of her jeans had been cut off, bandages were wrapped tight around the gash left by the beast, stained a deep red, a proper tourniquet wrapped tight just above it. Jess could see that the bleeding had stopped.

Jess called out to Frank, if he were in the house he’d want to know that she was awake. No more than a few seconds had passed when Frank came into view. He almost ran to Jess as soon as he saw her, embracing her tightly when he reached her.

“Jess thank God, I thought I’d lost you, I thought you’d never wake back up.” Frank’s voice was broken, tears welling up in his eyes. “You passed out completely when I got you in the house, I cleaned your leg and wrapped it best I could and kept you by the fire. I did all I could but I was still terrified.”

Jess did her best to return Frank’s embrace in her weakened state. “How long was I out?”

“For a few hours, like I said I was worried you wouldn’t make it, but I think deep down I knew you’d be fine, you always were a fighter.” Frank let go of Jess and turned his attention to her leg. “Here let me check your bandages.” Frank moved the blankets and inspected the bandages. “Your bleeding’s stopped, that’s good, but I need to give you a new set.” Frank got up from Jess and got his kit, carefully he cut the bandages from Jess’ leg. The large gash across it was still prominent, although it had almost completely clotted. Frank wrapped a new set of bandages on tight, once he was done he looked back at Jess. “Jess…what the hell happened out there?”

Jess recounted her experience to Frank the best way she could in her weak state. Her voice quiet, and weak. Starting from her leaving the house all the way until Frank had found her. She spared no detail, not even about the beast she had seen. She had no doubt Frank would believe her; her leg was all the proof he would need. Once she finished, Jess asked Frank a question of her own. “Frank, how did you know I was in danger? Why come find me?”

“It’s simple” Frank said. “I could hear you, more specifically your rifle. I know you’re a good shot and the only reason you would have to shoot that much is if you were in danger. Especially after I heard you fire that.” Frank pointed with his thumb towards the dining room, Jess looked and saw her revolver laying on the table. “So naturally, I came to find you, and thank God I found you when I did.”

Jess smiled. “Yeah, I had the feeling you’d come.” Jess’ smile then fell, a saddened frown taking hold. She turned her head away, towards the fire. “I-I’m sorry Frank” Jess’ voice had become quiet, subdued. “I could’ve gotten myself killed, I should’ve prepared more, been more careful. I shouldn’t have messed with-”

Frank quickly interrupted. “Jess stop” Jess head quickly turned back to Frank. His face far more serious than she had ever seen it. “It’s not your fault you got hurt. You couldn’t have known what that thing was, and it’s only natural for a hunter to chase an unknown trail. You think I wouldn’t have done the same thing?” Frank let out a small chuckle. “Whenever you told me about the tracks I was jealous I wouldn’t be able to come with you, I just didn’t tell you. Couldn’t steal your excitement.”

“Well, I at least could have waited for you to feel better, I should have known it would be dangerous.” Jess stammered over her words.

Frank quickly replied. “Every hunt is dangerous Jess, like I said you couldn’t have known this would happen, who in their right mind would expect to get attacked by some shape shifting demon? Once again if the roles were reversed I would’ve gone after it too.” Frank kept his smile at Jess. “And if you’re still worried about how you could’ve died, that doesn’t matter. You didn’t die and you even managed to kill the thing.” Frank kissed Jess on the forehead. “You’re strong Jess, don’t ever forget that. Now let me help you to the bed, it’s probably a lot more comfortable than the floor.” Frank let down a hand, Jess took it and pulled herself up. Once again, Frank supported her and helped her walk to the bed.

The next several weeks blurred themselves together in Jess’ mind. She was unable to get up from the bed for the first two and had to rely on Frank to help her with everything. He brought her food, water, coffee, anything she needed. Luckily with crutches she just barely managed to get to the bathroom on her own. Every time she got up, she had to convince Frank she could make it on her own so long as she had the crutches, much to Frank’s chagrin. Jess knew Frank was only trying to help, but she never liked having to rely on other people, even her husband.

Luckily, a few days after Jess was attacked, Frank had gotten better and was able to hunt. He only needed to once, as the buck Jess had killed provided them more than enough food for a few weeks. It was only at the beginning of the third week was she able walk. They needed more food, and Jess, although she could walk with a limp, was in no shape to be hunting. Frank would have to go on is own.

Jess’ began to grow concerned as she saw Frank loading his rifle and prepping his bag. Frank looked over at Jess on the couch, he could see her eyes were wider than normal, she was tensely looking out the window, shaking. He had to calm her down somehow.

“Jess I’ll be ok, after all you killed it right?” Frank knelt next to Jess, laying his hand on her shoulder. The thoughts of such a recent event coursed through her mind, a never-ending barrage of images, not only of what she had seen, but also what could happen to Frank.

“How do we know that for sure Frank? What if it survived? What if there’s more of them?” Jess looked at Frank, a look of concern painted across her face.

“Listen, we’ve been hunting in these woods for years, and neither of us have ever seen anything like that. There must have been only one of them not only because we’ve never seen it with our eyes, but we’ve never seen anything like the tracks you saw either.” Frank said calmly, never moving his hand, or breaking eye contact with Jess.

These words put Jess to some ease. Frank was right, it most likely was only a single occurrence. Not only had Jess never seen something like that before, she’d also never heard of anyone telling a similar story. She had heard other legends of creatures, but nothing like what she had seen. “You have point.” Jess paused for a second. “Yeah you’re right, that thing is gone.” Jess didn’t know whether she believed what she said or was just trying to convince herself that Frank wasn’t in danger. “Just…be careful Hun, I’d hate if something happened to you.”

“I will Jess, I promise.” Frank kissed her, got up, took his rifle and his bag, then walked out the door. Jess watched through the window as Frank moved out into the still snow-laden woods, her fear somewhat relaxed, but still ever present. The only thing Jess could do was wait; it would be best if she found something to distract herself from her thoughts. Jess’ eyes panned to the bookcase sitting in the living room, hoping for something to catch her eye. She got up and took a book, she wasn’t looking for anything specific, just something captivating enough to kill the time. She went back to the couch and laid down; she began to read.

Time quickly slipped away from Jess, she had become captivated with the stories told by the pages, before she knew it, over an hour and a half had gone by. However, Jess was immediately pulled to reality by a loud thud on the front door. Her heart began to race, her mind immediately went to the beast. Slowly and as calmly as she could manage she put down her book and got up from the couch, she went in the bedroom and got her rifle from the cabinet. Slowly, keeping her rifle towards the door, she moved to it. Her breathing was heavy and her heart pounding in her throat. Jess came to the door and opened it slowly. She screamed when she saw him.

Frank’s body laid in the snow just in front of the door. His head aimed at her, pale, his eyes glazed over, their irises as white as the snow. A large pool of blood beneath him, beginning to freeze. Jess dropped her rifle and fell to her knees, tears falling down her face. Frank had been disemboweled, a large gash displayed on his stomach, several long gashes laid along his arms and his legs. Jess couldn’t move, the only thing she could do was wail and hold Frank’s corpse, her head still aimed at the ground. She then saw two black legs move into her field of view, slowly she looked up and saw the beast standing there. Jess didn’t have time to react. The beast grabbed her by the throat, pinning her to the ground. Jess tried her best to scream, in vain hope someone would hear her and help. However, nobody would come. The beast raised is clawed hand, the fire in its eyes burning brighter than ever. Jess screamed as its arm tore through her chest.

Jess woke up with a scream. She looked around the room, she was still laying on the couch, the book that was once in her hands had now fallen on the floor next to her. The night terrors she had since she encountered the beast had still not gone away. Every night was the same, she’d be back in those woods, back with the beast. However, she’d never be able to escape it, and her death would always be near. However, this was the first one that involved Frank, making it far worse.

Jess stayed on the couch for a second to calm down. She cupped her face in her hands and sighed. She then got up, limping to the kitchen, she needed coffee, she didn’t want to fall asleep again, seeing the beast was something she dreaded every night. Once her coffee was brewed, Jess knelt back down to the book that lay on the floor, she decided the dining room might be a better place to read, it would be harder to fall asleep in a chair.

After about another two hours had passed Frank came back in the house.

“Hey!” Jess said excitedly. “Manage to get anything?”

Frank returned Jess’ joy. “Yeah I managed to get another buck. Damn thing almost got away though.” Frank took his rifle off his shoulder, placing it next to the door. He did the same with his revolver which laid in a holster in front of his waist.

“I’ll go out and clean it in a bit.” He turned his attention back to Jess. “How’s your leg doing?”

“How about I show you.” Jess got up from her chair and stumbled over to Frank.

“Jeez, I didn’t know you day drank.” Frank said chuckling to himself.

“Oh shut up and come here.” Jess said, laughing along with Frank. They embraced and she kissed him on the cheek. Then without warning, the image of Frank’s body flashed through Jess’ mind. His glazed eyes burned into her head, she shuddered.

Frank noticed Jess tremble. “Hey, you ok?” Frank said with a hint of concern.

“What? Yeah I’m fine, just been sitting down for a while, my leg still hurts you know.” Jess had told Frank about the nightmares, but she didn’t want to tell Frank about this one. She didn’t want to retell it and have the scene play in her mind once again.

The rest of the day went by normally. Frank skinned and cleaned his kill before serving it for dinner. Jess and Frank talked and played games just as they had been doing for the past few weeks. They then went to bed. The next few months were the same. Once Jess leg healed, the two hunted together, neither of them wanting the other to go alone, just in case the beast was still out there.

Eventually the bitter cold of winter was washed away by the calm rains of spring, followed then by the harsh heat of summer. The memory of what had happened that day never left Jess’ mind, but her fear of ever seeing the thing again did. If it wanted to find them, to kill them, it would have done so already.

It was a warm summer’s morning when Jess and Frank went out to hunt together. They had found tracks left in the loose soil and were tracking whatever left them. Eventually, they passed a clearing, the same one where Jess had first shot at the beast. She looked over it, the memories of that day shot through her mind.

Frank noticed her gaze. “Hey, you still with me Jess?”

“What? Yeah I was just thinking” Jess looked back at Frank, trying her best to hide her thoughts. However, Frank knew her too well.

“Don’t worry about it Jess, that thing is long gone.” Frank said with a smile.

“Yeah I know.” Jess returned his smile. “But, the worry is still there, as unreasonable as it is.”

“I know, I ain’t expecting you to forget about it, but just know we’re safe.”

The two continued walking, following the trail. Absent mindedly talking about whatever came to mind. Then Jess paused, she noticed something towards the edge of her vision. She looked harder, then quickly took her rifle off her shoulder and aimed it at the thing.

Frank heard her gasp and her breath quicken and turned readying his rifle as well. “Jess what’s up? You see the deer?”

“No Frank. It’s back.” Jess centered her aim on a buck, twice as large as normal, its eyes afire. “It’s fucking back Frank, that goddamn demon is back.” Jess’ voice was calm, feeling safer with Frank and more confident in her abilities.

Frank aimed his rifle as the thing too. “Dammit, your call what should we do?”

Jess was silent, she wanted so badly to shoot at the thing, to kill it just as she had before. As she had before, she had already killed it and it had come back. Who’s to say that if she were to kill it again that it wouldn’t just come after her again?

“Jess? Come on talk to me.”

It wasn’t moving only staring.

“Jess you want to shoot it or not?”

Jess remembered that day, the pain she had endured, her leg that took over a month to fully heal, and the nightmares she endured for twice as long. Jess lowered her aim but didn’t break eye contact with the creature. “No, lower your gun.”

Frank looked at her confused. “Are you sure? What if it comes at us?”

“It won’t. If it wanted us dead it would’ve attacked already, it wouldn’t have let us see it. It’s only watching us.” Jess paused and remembered what had antagonized the creature in the first place. “It only attacked me when I shot at it first, before then it was only following me.”

“It could’ve just been waiting for a good time to attack.” Frank said, a mix between confused and concerned with Jess’ actions. “It could be doing the same right now.”

“That’s a possibility, but not a likely one. Like I said, it wouldn’t have let us see it.” Jess put her rifle back over her shoulder, and signaled Frank to do the same. “Let’s just keep going after our animal, and just keep an eye on that thing in the process.” The two watched as the fire in the creature’s eyes was snuffed out. It then turned and walked away from them.

Frank let out a relieved sigh. “Good call Jess, if I were out here alone, I definitely wouldn’t have passed that shot up. Let’s get going.”

The two managed to find the herd of deer that left the tracks, managing to score two kills, enough food for a month. It was around this time that Jess brought up the idea of starting a family. However, both agreed that teaching their kids in an environment that had such a dangerous and unpredictable creature was not a wise idea. Even if the creature seemed peaceful unless provoked, it was a risk that they were not willing to take.

It was at the end of summer that the arrangements were made. They packed their belongings and left their old home behind. They started their journey to a new point in their life, on the other side of the country, far from the horror of the past.

They were able to sell their old land and house, both of which were still in exceptionally good condition. The new plot of land laid no more than a few miles out of a small town, one with good schooling and safety. One perfect for a family that should no longer subsist off the land exclusively. Their new house was much larger than their old one, two stories and three bedrooms, perfect for their ideal family.

Several years had passed since the day that left Jess with a new scar, one with a far more interesting story than the one left by the bear. Everyone she told it to always brushed it off as ghost stories, but that excuse could never explain the scar. Jess and Frank now had a steady family two kids, their son Cayden, and their daughter, Andrea, just as Jess had seen all those years ago. Her and Frank had jobs inside the town they called home and were also able to make a good amount of money in hunting. Cayden was now old enough to begin hunting himself, with help from his parents of course. It was the night before they were supposed to bring him out to teach him the basics, hopefully getting him a kill.

Frank had already gone to bed and Jess was readying herself in the bathroom. She then walked out, seeing Frank already asleep. She smiled to herself, her life was good, and she couldn’t have been happier. She walked over to the window, looking down at the tree line that lay a few yards away. She then saw something in the darkness, her blood ran cold, her eyes widened, at the edge of the woods, stood a Buck, twice as large as normal, dim embers burning in its eyes.

Credit : Aaron York