04 jul El chico en la ventana
隆Comparte este creepypasta en las redes sociales!
馃搮 Publicado 4 de julio de 2018
Escrito por H. Jilani
Tiempo estimado de lectura 4 4 minutos
Ella trat贸 de retirarse, pero no importaba cu谩nto lo intentara, no importaba cu谩nto empujara, no pudo evitar poner sus pies en la ventana abierta. Meti贸 los talones en el piso de madera, sintiendo astillas que se desprend铆an cuando sus pies la empujaron hacia adelante.
Sus manos agarraron el alf茅izar de la ventana, y el viento sopl贸 sobre su rostro, lo que hizo que su cabello girara. Sus ojos se abrieron con impotencia y terror, hundi茅ndose en el cielo azul marino con su triste luna gris y su aspereza desigual. Ella no pod铆a mover la cabeza, pero volvi贸 sus ojos suplicantes hacia 茅l mientras 茅l estaba de pie junto a ella.
"隆Por favor!" La palabra qued贸 atrapada en su garganta, su voz amortiguada por el miedo. Lo mir贸 fijamente a los ojos, esa sonrisa se fij贸 en sus labios mientras ataba el grueso cord贸n alrededor del alf茅izar de la ventana.
* * * * * *
Todo comenz贸 hace tres semanas.
Se hab铆a despertado golpeando bruscamente su ventana. Haciendo caso omiso de ella, pensando que era el viento haciendo bromas, volvi贸 a dormirse. El ligero golpeteo en la ventana se volvi贸 deliberadamente sorprendente la noche siguiente. Estaba sentada temblando de miedo en su cama, incapaz de moverse hasta que cesaron los golpes. Sin embargo, a la ma帽ana siguiente, estaba segura de haber imaginado cosas. Su habitaci贸n estaba en el tercer piso sin 谩rboles ni tubos de escape afuera para dar acceso a todos los intrusos no deseados. No choc贸, de todos modos, se convence a s铆 misma. Debe haber sido uno de los muchos sonidos misteriosos que la noche teje en su canci贸n de cuna.
Han pasado dos d铆as. Mientras esculp铆a abajo en su estudio, escuch贸 el golpe de nuevo. Por un segundo, se congel贸 de miedo. Luego se dio la vuelta.
Detr谩s de la ventana, colgado boca abajo, hab铆a un ni帽o peque帽o. Solo su cabeza era visible a trav茅s del cristal. Su rostro extremadamente p谩lido, su cabello oscuro, largo y sucio, podr铆a haber sido un ni帽o de la calle sin sus ojos. Los ojos no eran humanos; eran redondos e inclinados con iris incre铆blemente grandes. 脡l le dirigi贸 una sonrisa traviesa y volvi贸 a dar palmaditas en la ventana, todav铆a boca abajo.
"Por favor, se帽ora", dijo, "驴no quiere dejarme entrar?" Jade贸 y tropez贸 hacia atr谩s, arrojando su escultura incompleta al suelo, arrojando manchas de arcilla por todas partes, mientras el ni帽o hablaba con la voz de un hombre; Un tono ronco y s谩dico.
Comenz贸 a visitarla cada vez m谩s, a menudo tocando puertas y ventanas. No, pens贸, no lo dejes entrar. Hagas lo que hagas, no lo dejes entrar. Ella lo ve铆a asom谩ndose por las ventanas cada vez que se despertaba, hasta que comenz贸 a mantener las cortinas cerradas en todo momento y las ventanas cerradas. Ella ignor贸 los golpes que continuaron, seguidos de su voz. "隆Por favor, se帽ora!" 驴No me dejar谩s entrar?
Ella comenz贸 a volverse paranoica. Fue con gran confusi贸n interna que sali贸 de su casa para trabajar todos los d铆as. En su mayor parte, las cosas parec铆an normales.
Hasta este d铆a en particular …
Ese d铆a, ya se sent铆a un poco enferma por la falta de sue帽o. Su colega le hab铆a sugerido que hablara con alguien; un terapeuta o un sacerdote, tal vez. S铆, pens贸, lo har茅 hoy. De repente alguien llam贸 a la ventana de su auto. Ella jade贸, sus pupilas dilatadas por el horror.
El era polic铆a. Se hab铆a estacionado frente a un letrero que prohib铆a estacionar. Jurando, se levant贸, estacion贸 de nuevo y se apresur贸 a trabajar.
El caf茅 donde trabajaba era un peque帽o refugio con paredes de vidrio para todo tipo de personas; lectores, amantes y empresarios que quer铆an una taza de t茅 o caf茅 antes de regresar a sus oficinas.
Pas贸 una hora antes de que se bajara. Estaba sirviendo una mesa cerca de la enorme pared de cristal cuando un susurro lleg贸 a sus o铆dos. "Hola se帽ora", dijo. De repente, ella levant贸 la vista de la ventana y 茅l se levant贸. Justo en el medio del camino, con sus oblicuos ojos negros y su sonrisa malvada.
Sin pensarlo, ella corri贸 hacia la acera y 茅l todav铆a estaba all铆, justo en medio de la concurrida carretera con el tr谩fico que pasaba frente a 茅l. "Dije por favor, 驴no?" El chico susurr贸. "Soy un buen chico, se帽ora", lleg贸 la voz del hombre desde la garganta del ni帽o.
"Dije por favor". Se encontraba a doce pies de distancia, y a煤n su voz resonaba en sus o铆dos sobre el ruido del tr谩fico tan claramente como si estuviera en su propia cabeza.
Y luego un autob煤s lo atropell贸, as铆 como as铆; pas贸 directamente a donde estaba parado. Ella grit贸 y corri贸 directamente hacia el tr谩fico donde estaba, pero no hab铆a nada. Se arrodill贸 en el duro camino gris. Algunos transe煤ntes se detuvieron para tratar de calmarla mientras sollozaba. Le tom贸 un tiempo recuperar la conciencia. Se subi贸 a su auto y condujo a casa lo m谩s r谩pido que pudo.
Subi贸 corriendo las escaleras, directamente a su ba帽o y se salpic贸 con agua fr铆a. Se mir贸 la cara en el espejo, ahora con forma de calavera y demacrada. "驴Qu茅 te has hecho?", Pregunt贸 ella. Te est谩s volviendo loco, pens贸, 隆no dejes que eso suceda, no te desanimes! Se sec贸 la cara y se volvi贸 hacia el dormitorio.
Estaba justo dentro de la habitaci贸n cuando se detuvo. All铆 estaba 茅l, sentado en el alf茅izar de la ventana, con sus piernas cortas y delgadas colgando dentro. – Dejaste la ventana abierta, ronrone贸 la voz ronca.
Y luego se acerc贸 a ella, tom贸 su mano en su peque帽o resfriado y comenz贸 a tirar de ella hacia la ventana con sorprendente fuerza; A pesar de que ella luchaba, no pod铆a luchar contra 茅l.
Ella lo observ贸 atar la cuerda a la repisa a un lado y al otro en un lazo. "隆Por favor!" Ella logr贸 croar.
"Dije por favor, tambi茅n", tarare贸 la voz s谩dica, colocando amorosamente la soga alrededor de su cuello. Sinti贸 que sus pies trepaban por el alf茅izar de la ventana y luego se par贸 sobre ella.
"Soy un buen chico", susurr贸 la voz en su o铆do. Sinti贸 su aliento fr铆o y su olor p煤trido, el olor de la muerte.
Encontrar铆an una nota en su habitaci贸n en su propio escrito explicando c贸mo se suicid贸 porque estaba enferma de la vida. Sinti贸 el borde duro bajo sus pies, la luz de la luna en su rostro y el viento en su cabello; Lo 煤ltimo que sentir铆a. Una sombra cay贸 desde la ventana del tercer piso de la casa esa noche y una voz ri贸, "Soy un buen chico, se帽ora".
CR脡DITO: H. Jilani
Tenga en cuenta esta historia:
隆Comparte este creepypasta en las redes sociales!
Declaraci贸n de derechos de autor: A menos que se indique expl铆citamente, todas las historias publicadas en Creepypasta.com son propiedad (y copyright de) sus respectivos autores, y en ning煤n caso pueden ser narradas o interpretadas.